¡El modelo es destruir el mundo social y sus valores!
Milei expresó:
“El Estado es una organización criminal. Hay que dinamitarlo.”
Y esa frase no fue un exabrupto, sino el núcleo ideológico de un modelo que busca reemplazar derechos por mercado, comunidad por individuo, y solidaridad por competencia.
Hoy, los “héroes” son los que evaden impuestos y fugan dólares al exterior.
Se ha instalado la idea de que los trabajadores explotan a los empresarios, y no al revés.
Todo lo social está siendo subordinado a la lógica empresarial y a los criterios de rentabilidad económica, por encima de cualquier otro valor humano.
Ya no se prioriza curar, educar, alimentar, ni construir:
hospitales,
vacunas y salud pública,
escuelas y universidades,
caminos, redes de agua y cloacas,
energía, gas, telecomunicaciones.
La crisis provocada por la actual política económica argentina —personalizada en Milei— devora derechos y conquistas sociales.
Destruye:
el acceso a jubilaciones dignas, especialmente para quienes necesitan moratorias (porque durante años sus empleadores no realizaron los aportes, o directamente fueron víctimas del trabajo informal desde 1976 en adelante).
la posibilidad de que niños, adolescentes y jóvenes encuentren un futuro: estudian para convertirse en trabajadores o formar una familia, pero terminan desempleados o vendiendo celulares en la calle.
Los adultos mayores no pueden alimentarse ni acceder a tratamientos médicos.
Los niños terminan la primaria y regresan a casas sin comida, con padres sin trabajo.
Los valores que aprenden en la escuela no se corresponden con la vida que les toca vivir:
Un abuelo que necesita ser alimentado y cuidado.
Un hermano mayor que no puede mantenerse solo, y a veces, ya tiene su propia familia.
Si el joven logra pasar al secundario, recibe formación para un mundo que no existe.
Si llega a un nivel terciario o universitario, el hogar ya se ha vuelto multitudinario, con un techo insuficiente para todos.
¡Esa es la libertad que proclaman con motosierra en mano!
Una libertad para destruir, no para construir.
Mientras tanto, los verdaderos dueños del país —bancos y grandes empresarios— se llevan todo:
lo que debería destinarse a esa familia que necesita:
tres o cuatro viviendas dignas,
trabajo genuino,
salud, cuidados, seguridad y educación.
MUY PRECISA Y OBJETIVA DESCRIPCIÓN DE LA REALIDAD QUE ESTAMOS PADECIENDO- MUCHAS GRACIAS
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