El regreso de la democracia, pero no del trabajo (04)

 (4ta entrega de 6)


1983–1999: La democracia vacía de pan y de trabajo

Volvía la democracia. Volvía la esperanza.
Después de tanto miedo, tantos desaparecidos, tanta censura… por fin podíamos votar.
Pero el modelo económico no se fue.

Alfonsín intentó algo distinto: verdad, justicia, derechos.
Pero heredó la deuda externa de la dictadura, una inflación descontrolada, y una economía atada de pies y manos.
Intentó, pero no pudo.
Y el desencanto creció.

Después vino Menem. Y con él, el neoliberalismo con moño:

  • Privatizaciones masivas.

  • Apertura de importaciones.

  • Despidos.

  • Cierre de trenes, fábricas, talleres.

Nos vendieron el sueño de “primer mundo”, pero lo que vino fue más desocupación, más pobreza y más desigualdad.
Y en Catamarca también se sintió:
Talleres cerrados. Jóvenes que migraban buscando trabajo. Barrios cada vez más empobrecidos.

La democracia quedó vacía.
Porque sin trabajo, sin pan, sin futuro... la política empieza a parecer un engaño.
Pero no era culpa de votar.
Era culpa de un modelo que siguió gobernando, aunque cambiaran las caras.

A la par estaba lo cultural, engendrado por la represión propia de criminales. El miedo era latente, el juicio a los comandantes militares responsables de la gran represión, a pesar de la decisión valiente y tenaz de Alfonsín apoyada por las organizaciones de derechos humanos, “las Madres de Plaza  mayo”. También estaba un pueblo que lograba visibilizar el horror, conocido y negado por imperio del miedo. Luego vino “la obediencia debida” y "el punto final", los represores entraban por una puerta giratoria, esto creaba de nuevo el miedo del retorno  a ese estado.

La represión feroz en la caída De la Rúa,  donde murieron en diciembre 2001 cerca de 25 personas, baleados, apaleados, gaseados, regresaba la patria de los poderosos y el neoliberalismo daba una nueva estocada a la democracia, vaciaban al país de dólares, camiones de caudales (literalmente) iban por la autopista Riccieri a Ezeiza. Se produjo el corralito, nadie podía retirar sus ahorros, teóricamente en dólares, era la época del "que se vallan todos". Una vez más estaba invisibilizados los ladrones, el poder económico, más que todo los bancos.

Regresaba el ministro de economía Cavallo en la última etapa del gobierno de De La Rua, fue el responsable del fin de la convertibilidad, empezada por él y Menem en el 1993.

Alfonsín heredó la deuda externa de la dictadura, una inflación descontrolada, y una economía atada de pies y manos.
Intentó, pero no pudo.
Y el desencanto creció, acrecentado por el mismo poder económico que sustento el golpe de Estado, el  FMI, y otros organismos financieros internacionales, aparecieron inmediatamente con el gobierno de Menem de la mano de Cavallo, este en la última etapa de Alfonsin se paseaba por esos centros financieros haciendo lobby para que no le prestaran a Argentina y cayera el gobierno de Alfonsín, cosa que ocurrió, le tuvo que entregar mucho antes el gobierno a C. Menem, 

Después vino Menem. Y con él, su ministro Dromi, quien afirmaba: Nada que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado” el neoliberalismo con moño:

  • Privatizaciones masivas.
  • Apertura de importaciones.
  • Despidos.
  • Cierre de trenes, fábricas, talleres.
  • Creciente deuda externa e interna





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