Por una nueva oportunidad política

 


CON VOLUNTAD, ESTA OPORTUNIDAD NO LA DEBEMOS PERDER

Tomar la iniciativa, proponer, anticiparnos y reconocer las oportunidades que abre esta crisis —atravesada por la injusticia, la inseguridad, el ajuste económico y una política de destrucción teñida de odio— es hoy una necesidad urgente.

Esta vez, debemos construir una coalición política nacida de la gran crisis que atraviesan los sectores populares en la Argentina: jubilados, personas desempleadas, el crecimiento de la pobreza, PYMEs que cierran, caída del poder adquisitivo y del consumo interno. Todo esto, como resultado de una política económica donde el ajuste lo paga la mayoría del pueblo, y los beneficios se transfieren a los dueños del país, tanto internos como externos.

Además, es indispensable pensar en un país verdaderamente federal. Uno de los grandes males históricos de nuestra Nación ha sido la integración regional y provincial desigual, con profundas brechas que impiden a millones realizar su proyecto de vida. Esto perjudica no sólo a los habitantes del interior, sino al país entero. Como suele decirse: “un pobre del interior es más pobre que uno que vive en la CABA.”

La persecución judicial contra Cristina Fernández de Kirchner va más allá de la injusticia: está amañada en lo judicial y lo político. Sumado a la reciente detención de Juan Grabois, ordenada por el presidente Milei, vemos cómo el gobierno nacional profundiza un modelo de concentración de la riqueza, utilizando políticas de seguridad que generan inseguridad para las mayorías y protección para los poderosos. Se trata, de hecho, de un “Estado de Sitio” no declarado, ejecutado mediante el accionar conjunto del poder judicial y las fuerzas de seguridad.

Este es el modo arbitrario de disciplinar al pueblo, en el camino de destrucción de lo nacional. El Papa Francisco lo ha dicho con claridad: están creando “descartables”. A esto se suma la pérdida de soberanía: Malvinas, la Antártida, la entrega de los recursos naturales, y un endeudamiento externo que hipoteca un proyecto nacional superador, así como el desarrollo sustentable y circular para las futuras generaciones.

La respuesta debe ser política. Una convocatoria amplia, a una coalición de fuerzas comprometidas con la justicia social, el trabajo y la producción más allá de la mera exportación de materias primas. Esta coalición debe tener carácter fundacional.

Es necesario que tomemos la iniciativa desde los gobiernos provinciales, legislaturas nacionales, provinciales y municipales, para impulsar una agenda mínima de 5 o 6 puntos fundamentales. Con ella, convocar a partidos políticos, sindicatos, organizaciones sociales, militancia, jubilados, comunicadores, barrios, PYMEs, productores, artesanos, empresarios, y más, a unirse en torno a un proyecto abarcativo, progresivo y con control participativo directo. Que se cumpla lo decidido, canalizando necesidades, sanando injusticias y transformando la bronca en acción política.

En América Latina, tenemos ejemplos recientes de estas experiencias. En México, la alianza electoral que llevó a la presidencia a Claudia Sheinbaum en 2024 —“Sigamos Haciendo Historia”— es la continuidad de una coalición política iniciada en 2018 bajo el nombre “Juntos Haremos Historia”. La integran varios partidos: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fundado por AMLO en 2011; el Partido del Trabajo (PT), con fuerte base sindical; y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), de carácter pragmático.

Esta coalición no solo venció en las urnas, sino que consolidó una mayoría parlamentaria capaz de impulsar reformas constitucionales. Su cohesión se sostiene mediante acuerdos programáticos basados en la justicia social, la defensa de la soberanía nacional, el desarrollo con equidad y el combate a la corrupción.

Andrés Manuel López Obrador basó su estrategia en la construcción de una red de comités de base surgidos del llamado “Gobierno Legítimo” tras las elecciones de 2006. Estos comités, presentes en miles de municipios, fueron el germen del partido Morena y su principal fortaleza territorial.

Morena es un partido-movimiento, con identidad basada en la movilización popular, la pedagogía política y el liderazgo fuerte de AMLO. Esta red fue clave para el triunfo en 2018 y, ya institucionalizada, también en 2024. La tarea actual del gobierno de Sheinbaum es consolidar esta transición hacia una estructura estatal más estable.

Sus pilares son:

  • El combate a la corrupción como causa estructural de la pobreza.

  • El rescate del Estado frente al neoliberalismo.

  • La prioridad a los pobres, bajo el lema: “Por el bien de todos, primero los pobres.”

  • Obras estratégicas como el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas y la nacionalización del litio.

En la Argentina debemos diseñar un nuevo camino para nuestros encuentros, construidos desde la participación, la solidaridad y la movilización.

Lo debemos hacer por una Argentina federal y justa, donde los hijos puedan quedarse a vivir “donde los parió su madre”.

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